El nuevo día en El Calafate nos despierta con muchas expectativas. El alba nos recibe con la esperanza puesta en conocer el tan ansiado Glaciar Perito Moreno.

Un desayuno nutriente y la puesta en marcha para aventurarnos al encuentro de esa majestuosa mole de hielo que, de tanto en tanto, se quiebra para volver a crecer. Un verdadero antojo que la naturaleza instala en esta región del país, repitiendo desde siempre esa caprichosa rutina.

El viaje

No hay pausa en la inmensidad del tiempo que lleva haciendo lo mismo para deleite de los ocasionales visitantes. Ellos son quienes se llevan grabado en sus retinas las inolvidables instantáneas de las rocas de hielo desbarrancándose sobre el lago. Vamos a su encuentro. Encaramos el viaje por la Ruta Provincial 11 y sus 80km. Rumbo al Parque Nacional Los Glaciares.

La suerte nos acompaña, tenemos buen clima que potencia las enormes ganas de visitar uno de los espectáculos naturales más formidables y conocidos del mundo. Fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1981.

Recorrimos el extenso camino hacia la entrada al Parque Nacional los Glaciares, abonamos la entrada y recorrimos un zigzagueante trayecto hasta llegar a Península Magallanes para hacer las conocidas pasarelas.

Una vez dejado el vehículo en el estacionamiento, nos encontramos ante la primera disyuntiva, hacer las pasarelas desde abajo hacia arriba o viceversa. Terminamos decidiendo que comenzábamos hacerlo desde arriba hacia abajo.

Las pasarelas

Nos dirigimos hacia la parada donde un micro nos esperaba para llevarnos hasta la parte superior de las pasarelas. Cuando llegamos el impacto visual que nos recibe era enorme. Comenzamos nuestro descenso sin imaginar que quedaríamos tan impactados con el Glaciar como con el bosque que lo rodea.

Enormes y añojos árboles de gran porte le dan un plus al entorno, es un perfecto muestrario del bosque subantártico. En silencio y escuchando la naturaleza caminamos hasta cada mirador. Todos ofrecen una perspectiva diferente del glaciar. Descendiendo unos 400mts, hasta el balcón inferior, se encuentra el que mejor vista tiene.

Recorrimos las pasarelas y fuimos a navegar sobre la cara norte del Glaciar. Embarcados comenzamos esta hermosa travesía. Tuvimos la suerte de ver desprenderse parte del glaciar y recorrerlo de lado a lado, gracias a la muy buena predisposición del Capitán del barco y su tripulación para que pasemos un momento único.

De regreso al puerto el comentario obligado en el grupo era la permanente exaltación de la enorme belleza del lugar, inevitable no hablar de lo que vivimos. Agradecemos enormemente a el Director de Turismo de El Calafate por la posibilidad de hacernos vivir una increíble aventura.