Planifica tu viaje en Bicileta

Para empezar a viajar en bicicleta debes saber con qué tipo de bicicleta vas a encarar el viaje, una de los puntos más importantes es elegir una bicicleta que como mínimo sea de rodado 26 con 18 velocidades. Una parte que puedes o no tener es la suspensión delantera, también debes contemplar un tener unos buenos frenos que sean fáciles de reparar y conseguir.

Lo que les va a facilitar el viaje es el poder tener punteras en los pedales, ya que nos va a ayudar a tener una buena postura al andar, Selecciona un asiento cómodo, pero ten en cuenta su diseño.

Accesorios que no pueden faltar:

Espejo retrovisores, Portaequipaje trasero y delantero, Alforjas, Cantimplora, Guantes, Luces,

Equipo que debes tener en caso de avería.

Parches, Dos cámaras de recambio, Saca cubierta, Un Multi-Herramientas.

Las alforjas:

Son los bolsos o maletas que van enganchados en las bicis, su capacidad dependerá de la travesía que se quieras hacer. Para un viajero promedio podes llevar dos traseras de 40 litros cada uno y dos delanteras de 25 litros, es importante aclarar que deben ser impermeables y que tengas una buena resistencia.

Es de saber que a medida que uno va eligiendo que llevar al viaje y llenando las alforjas de más, va a ser peso que lleves durante todo tu trayecto.

Ropa técnica básica y accesorios:

Conviene llevar lo justo y necesario:

2 remeras de tela respirable, 2 remeras quick dry (o de secado rápido), 2 badanas (son calzas que tienen en la parte de la cola una especie de colchón que protege la zona en donde se genera la mayor fricción y rozamiento con la bicicleta), 1 pantalón desmontable, 1 buzo polar, 1 rompeviento, 1 campera impermeable y respirable, 1 par de zapatillas, Calzado que se pueda mojar, Anteojos de sol, Medias tres cuartos y térmicas.

Lo importante es vestirse como una “cebolla”: a medida que vas teniendo calor te vas quitando prendas. Por este motivo es que no hace falta llevarse tanta ropa sino saber combinar las diferentes capas. 

Como viajeros solemos cometer algunos errores, pues aquí te vamos a mencionar algunos.

No cuidar culo y manos

Como mencionamos anteriormente debemos seleccionar un asiento cómodo, pero ten cuidado con su diseño. Los asientos muy anchos se ven confortables, pero están hechos para recorridos cortos y salidas casuales en bicicletas que permiten pedalear en una posición bien erguida, y no para los largos recorridos de una travesía.

Algunos ciclistas utilizan cremas medicadas para prevenir molestias provocadas por el roce con el asiento. Pero de noche es preferible mantener la zona seca y limpia, aunque algunos prefieren talco para bebés. Usá siempre un par de calzas limpias cada día.

Los guantes de ciclismo son una buena solución para proteger tus manos, pero la clave es mover las manos cada tanto alrededor del manubrio y cambiarlas brevemente de posición.
La forma curva del manubrio tradicional es buena para travesías de ruta, aunque una de mountain con cuernitos o una extensión aero-bar ayudan mucho. Cuantas más posiciones de brazos y manos tengas disponibles, mejor.

Llevar carga de más.

Llevá lo mínimo posible. En una salida de 2 semanas sin apoyo externo todo lo que realmente vas a necesitar no debería pesar más de 15 a 18 kilos. Y cuando estás equipado para 3 semanas también estás equipado para 3 meses.

La gente tiende a cargar mucha ropa, en prevención de cambios de clima.
Los avances actuales en vestimenta para deportes al aire libre, especialmente en ropa interior, permiten reducir mucho la carga.

Una mala distribución del peso

Mucha gente tiende a sentarse sobre sus nalgas y a apoyarse demasiado en sus manos, aún en terrenos escabrosos. En estos casos es mejor subir el asiento hasta llegar a la posición “ortodoxa” de ciclismo (sentado, con el talón de un pie apoyado en el pedal, éste en la posición más baja, la pierna debe quedar casi estirada -mínimamente flexionada).

En este caso, la posición correcta en caminos tortuosos es mantener los brazos y las rodillas flexibles y levemente flexionadas, para absorber los impactos en esos puntos y no en las nalgas y las manos.

Dentro de las alforjas uno lleva todo lo que quiere, pero atención: Peso que se cargue de más, peso que se va a sentir durante todo el camino. En las delanteras, conviene llevar lo más liviano y en las traseras lo que pese más.

Para encontrar las prendas más rápido solemos poner todo dentro de bolsas de plástico, de esta manera todo queda mucho más ordenado y con espacios libres para utilizar.

Una mala subida

Un error muy común al encontrarse con una pendiente es acelerar y ajustar los cambios cuando llegamos a ella. De esta manera la acometemos agitados y con un poco de velocidad extra, pero en cuanto notamos el esfuerzo bajamos las marchas, tenemos la cadena en tensión, los cambios no se ajustan correctamente y nuestro ritmo se ve reducido muy rápidamente.

A todo ello hay que añadir el sobrepeso de la bici por nuestro equipaje. Lo habitual es que tengamos que bajarnos y empujar, o realizar un esfuerzo considerable.

La forma correcta de enfrentarse a una subida es manteniendo el ritmo; los pocos metros que lograremos avanzar no justifican llegar a ella con mucha agitación. Justo antes de llegar al inicio de la pendiente deberemos bajar una o dos marchas en el piñón y, según la pendiente, bajar también un plato.

Aunque estaremos unos metros pedaleando en vacío, enseguida la bici disminuirá de velocidad y notaremos que se ajusta a nuestro pedaleo. Es importante hacer estos cambios antes de que la cadena quede en tensión y los dificulte. Según veamos que nos va costando el pedalo iremos bajando, de una en una, las marchas, teniendo como referencia que el esfuerzo ha de ser siempre similar, aunque la velocidad que imprimimos a los pedales se acelere.

Los beneficios de esta técnica, además de que no forzaremos la transmisión, harán que nuestra respiración no se acelere en exceso y el corazón mantenga un ritmo adecuado.

El comienzo de la Bajada

Llevamos un rato enfrentándonos a un ascenso, llegamos a la cima y vemos un descenso que nos alivia del esfuerzo. Este es el punto culminante de un viaje en bici, pero es necesario gestionarlo correctamente para que no se convierta en un problema, ya que son los puntos más peligrosos.

Antes de iniciar el descenso deberemos subir los cambios al máximo, con el fin de mantener la velocidad. Es muy habitual, después de un ascenso, dejarse llevar sin ajustar las marchas. El problema es que cuando necesitemos pedalear lo haremos en vacío, con el riesgo de perder el equilibrio y terminar en el suelo.

Durante el descenso debemos relajarnos, encontrar un ritmo que nos resulte cómodo, y disfrutar. Con el fin de no llegar al final de la bajada con las piernas frías debemos ir haciendo pedaladas de vez en cuando, sin hacer fuerza.